Cada tanto conviene detenerse (demorarse) en algún libro significativo, bisagra de lecturas y escrituras. Y Mal tiempo (Agua Negra, 2012), con guiones de Federico Grunauer y dibujos de siete artistas, es sin ninguna duda uno de ellos, y uno de los mejores de la historieta argentina de 2012 y de los últimos años.

Entrando en las sutiles y violentas páginas de Mal tiempo, uno podría verse tentado de llamarlo “novela gráfica” por la gran unidad que aglutina sus siete relatos, pero esa evidente unidad es más bien temática o conceptual y no argumental. El encierro (que puede ser la cárcel o una relación enfermiza), la muerte (violenta) y el relato dentro del relato (como complejidad de lo real) atraviesan las siete historietas breves del volumen (dieciséis páginas en promedio, aproximadamente) con una variedad tremenda, siempre de manera original y narrativamente efectiva; y el orden de presentación de las historias es también crucial. Esas tres cuestiones constituyen aquí las metáforas por excelencia del arte de contar, porque narrar (de la forma que sea) es un modo de poner límites, de demarcar, de acotar. Pero a la vez, como en Mal tiempo, es hacer todo eso sin cerrar los sentidos, sin agotar las posibles lecturas. El título, por su parte, remite en algunas historias al factor climático de la lluvia, pero en otras ha de leerse como una traducción del inglés bad timing o como una combinación de lo moral y de lo metafísico. El libro se vuelve además un excelente muestrario de siete grandes dibujantes, que desde sus estilos personales interpretan los complejos matices de los guiones de Grunauer y, en muchos casos, ayudan a profundizarlos