Cuando cumplí veinticinco años en el ejercicio de mi profesión de abogado criminalista, después de conocer personas, situaciones y cosas, hice un pormenorizado análisis de mi experiencia vivida. Entonces llegué a la conclusión de que no creo ni en la justicia, ni en el derecho, ni en la verdad, ni en el hombre..ni en Dios.

Sólo queda el amor -me consolé- "El Amor a los padres" "El Amor a los hijos" "El Amor a la libertad" "El Amor al amigo"..."El Amor Amor".

Escribí una novela; es el relato de un crimen, cuyas secuencias son en gran parte extraídas de la realidad que debí vivir: Es este libro.

Abrigo la esperanza que sea un canto a ese sublime sentimiento total:"El Amor". Si no es así, deberé admitir que éstas páginas, no son mas que el compendio frustante de las miserias de mis descreimientos